Belén Fernández

Cuenta que la dejaron en el colegio con dos años, un día que fue su madre a llevar a su hermana y le dijo la monja: “Si quieres, deja también a la niña; y mi madre no se lo pensó dos veces. Así que aprendí a leer y a escribir bastante pronto”.

Áreas:

Géneros:

Nació en Miranda en 1956.

Cuenta que la dejaron en el colegio con dos años, un día que fue su madre a llevar a su hermana y le dijo la monja: “Si quieres, deja también a la niña; y mi madre no se lo pensó dos veces. Así que aprendí a leer y a escribir bastante pronto”.

Desde pequeñita le encanta disfrazarse, fue a clases de ballet y de teatro, estuvo en la primera tuna infantil de Miranda, en el coro del instituto y en un grupo de música Pop que organizaron los amigos.

Fue a Vitoria-Gasteiz a estudiar Magisterio, pero buscaba algo especial y se marchó a Bilbao a trabajar con alumnado sordo. Cuando abrieron en Vitoria-Gasteiz aulas para sordos, volvió y allí se quedó.

Los años que estuvo con el alumnado sordo, fueron años de grandes y estupendas experiencias ya que comenzaron, algunos maestros, una lucha a favor de la Lengua de Signos que, en aquel entonces era rechazada por la mayoría de los padres y de muchos profesionales, que apostaban por el Oralismo Puro.

Cuando comenzó la E.S.O. y la integración del alumnado con necesidades educativas especiales, pasó a un Instituto y estuvo trabajando siempre en un Aula Estable.

Le encanta leer desde pequeña, y nos dice “cada vez que mi padre viajaba por temas de trabajo, me traía algún libro y siempre he visto a mi madre con un libro en la mano”.

Con doce años, ganó en Miranda un concurso de redacción, organizado por el ayuntamiento para todos los centros educativos; aquel fue su primer relato en el que aparecía la fantasía. A los dos años de aquello, quedó la segunda en un concurso de cuentos de navidad. Desde entonces siempre ha estado escribiendo, pero nunca publicó nada; pues, solo escribía para regalar a amigos o familiares.

En 2009 pensó que había llegado el momento de intentar algo largo, una historia o una novela, y se lió la manta a la cabeza. De aquello salió su primer libro, “La leyenda de Aranday”, (2010) al que siguieron “El último sedeenario” y “Dagoyamaya la eterna”, una trilogía que pronto se volverá  a publicar.

Su novela “La casa mágica. Adiós a mis pesadillas” es una historia contra el Bullying. Esta novela corta, escrita en forma de cuento para que resulte atractiva a los lectores más jóvenes, está siendo introducida en el plan lector de algunos colegios.

En 2017 se jubiló y, según dice… “como buena jubilada, pensé que tenía que hacer algo más, y no solo escribir, así que me apunté a clases de teatro, en las que estoy encantadísima y disfruto un montón”.

Mis Redes Sociales:

Scroll al inicio